Al igual que los cerebros reales, muestran signos de actividad eléctrica sincrónica.

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¿Aqué punto una masa de células nerviosas que crece en una placa de Petri de laboratorio se convierte en cerebro? Esa pregunta fue planteada seriamente por primera vez en 2013 por el trabajo de Madeline Lancaster, bióloga del desarrollo en el Laboratorio de Biología Molecular del Consejo de Investigación Médica, en Cambridge, Gran Bretaña. Ese año, la Dra. Lancaster y sus colegas desarrollaron el primer «organoide cerebral» derivado del ser humano. Lo hicieron utilizando células madre humanas pluripotentes, que son células que tienen el potencial de convertirse en cualquier tipo de tejido en el cuerpo humano. Los investigadores persuadieron a estas células para que se convirtieran en tejido nervioso que se organizó, aunque de manera cruda, como estructuras que tenían algunos de los tipos de células y características anatómicas de los cerebros humanos embrionarios.
Since then, Dr Lancaster’s work has advanced by leaps and bounds. In March, for example, she announced that her organoids, when they are connected to the spinal cord and back-muscle of a mouse, could make that muscle twitch. This means cerebral organoids are generating electrical impulses. And other scientists are joining the fray. One such, Alysson Muotri of the University of California, San Diego, has published this week, in Cell Stem Cell, a study that looks in more detail at cerebral-organoid electrical activity.
Editado por: Esmeralda Franco Rivas