Tanto la teoría como los datos sugieren que si lo tiene, no lo haga alarde.
Hace cincuenta años, Gary Becker, un economista ganador del premio Nobel, presentó un argumento de que todo crimen es económico y que todos los criminales son racionales. El documento seminal de Becker, «Crimen y castigo: un enfoque económico» postula que los posibles delincuentes hacen una evaluación de costo-beneficio de las recompensas probables de violar la ley contra la probabilidad de ser atrapado y castigado. En el mundo de los malhechores que maximizan la utilidad de Becker, los lugares que tienen brechas más grandes entre los pobres (los presuntos delincuentes) y los ricos (las víctimas) tendrán, en igualdad de condiciones, mayor crimen.
Una nueva encuesta realizada por Gallup, una organización de encuestas, parece ser útil para verificar la teoría de Becker. Preguntó a 148,000 personas en 142 países sobre sus percepciones del crimen y qué tan seguros se sienten en cuatro medidas: si confían en la policía local; si se sienten seguros caminando a casa solos; si les han robado bienes o dinero; y si han sido asaltados durante el año pasado. Probar la correlación entre estas preguntas y la cantidad de desigualdad de ingresos (medida por el coeficiente de Gini) en un país determinado muestra una relación fuerte y positiva (consulte el cuadro anterior).

Editado por Irving Iván Marín Pascual. https://www.economist.com/graphic-detail/2018/06/07/the-stark-relationship-between-income-inequality-and-crime